Inglés en verano

Se acerca el verano y comenzamos a pensar que hacer con los niños mientras a nosotros no nos dan las ansiadas vacaciones.

Demasiado tiempo libre para ellos, muy poco tiempo libre para nosotros.

¿Qué hacemos? Es cierto que prácticamente a lo largo del año, casi hacen las misma horas de “trabajo” que nosotros, entre el colegio y las actividades extraescolares, tienen la agenda más ocupada que un alto ejecutivo.

Tampoco podemos pasar que tengan tantas horas ocupadas a la libertad de horario y desestructuración, pues sería contraproducente a lo que todo el año hemos construido.

Una buena manera de ocupar un poco de su tiempo libre en estos meses estivales, es reforzar el dominio del inglés, llegando así al siguiente curso con una vuelta de rosca más en su nivel.

Mucha gente piensa que los niños ya pasan suficiente tiempo en el colegio durante el curso para que aun encima les pongamos más actividades en verano.

Mucho más allá de la realidad. El año tiene 365 días, siendo los días lectivos para ellos 175 días, ni uno más ni uno menos, por lo que nos sobran 190 días a lo largo del año de los que no nos podemos olvidar.

Todos queremos que nuestros niños descansen y se diviertan, pero eso no tiene por qué ser contrario a tener una clase de inglés, en la que ir subiendo el nivel de manera lúdica y divertida.

Todas nuestras clases son personalizadas y nos ajustamos a las necesidades y objetivos de los alumnos con el idioma. De la misma manera que adaptamos las clases en las empresas para cubrir distintos niveles y tipos de objetivos, también lo hacemos con las clases de los niños, nos adaptamos y orientamos las clases teniendo en cuenta las edades de los niños y también sus niveles.

Está claro que no puedes tener a un niño sentado durante toda la clase, con eso lo que conseguiríamos es el resultado contrario a lo que buscamos, se aburriría y sería para él casi como un castigo.

Si por el contrario hacemos que las clases sean lúdicas, adaptadas a las edades de los niños y a sus gustos, podremos conseguir que el niño disfrute con las clases, se lo pasen bien y, casi sin darse cuenta, vaya aprendiendo nuevo vocabulario, expresiones y sobretodo haciendo oído.

Lo que no podemos hacer es impartir la clase de inglés ni imaginárnosla como la típica clase magistral en la que el maestro habla y el niño, bien atento y sentadito, mira al maestro.

Con nosotros el niño es el protagonista y el que “dirige” la clase. Está claro que en la clase hay momentos en los que las explicaciones deben ser algo evidente, pues está claro que estamos aprendiendo algo. Lo que tenemos que tener más claro aún, es que esas situaciones no pueden darse hacia el final de la clase, cuando el niño pueda estar cansado y la atención no es la misma.

Igualmente las clases no pueden ser las mismas para los niños de 4 años que para los de 8, por lo que me reitero, el alumno es el protagonista de la clase y ésta se centrará en sus necesidades y objetivos en el idioma, pues lo que buscamos en todo momento es que el alumno, sea de la edad que sea, disfrute con el idioma, quiera aprenderlo y sobretodo que disfrute.

Pues bien, ante este planteamiento, no me parece malo que nuestros niños continúen en verano con las clases de inglés, algo que un futuro nos van a agradecer. Lo que si tenemos que perseguir es su disfrute, por lo que es importante que el profesor tenga experiencia previa en impartir clases con niños con edades similares, haga dinámicas atractivas para el niño y que la clase no sea estática, necesitamos ese dinamismo que hace que el niño no se nos duerma en clase.

Lo que queremos es que al finalizar la clase el niño pregunte: “¿ya se ha acabado?”

Eso nos hará saber que ha disfrutado y que no se le está haciendo pesado.

Pero el verano no solo es para los niños. Para los adultos, que llevamos todo el año estudiando inglés, ha llegado el momento de demostrar lo que sabemos.

Una buena manera es planear una escapada a un país de habla inglesa, donde pondremos a prueba nuestros conocimientos y podremos saber cuáles son nuestros puntos flojos para que durante el siguiente curso subsanemos esa brecha e ir así alcanzando un mejor nivel año tras año.

¿No te vas de vacaciones este año? No te preocupes, aprovecha y continúa con el estudio del inglés, adapta el horario de las clases a tu nuevo horario de verano porque siempre nos adaptamos a tu disponibilidad y desde la piscina, un parque tranquilo o al amparo del aire acondicionado de tu salón, podrás ir mejorando la fluidez en la conversación y subiendo el nivel general, para cuando llegue el momento de poner nuestros conocimientos a prueba en otro país.

Así que no lo dejes pasar más, reserva tu horario con nosotros y aprovecha el verano de la mejor manera, aprendiendo inglés.